Las crisis de los últimos meses han exacerbado la inequidad en Latinoamérica y han dañado la salud financiera de miles de personas. Sin embargo, los emprendedores están enfrentando el problema con soluciones tecnológicas. Esta es la segunda entrega de una serie que explorará qué depará el futuro en términos de innovación en salud financiera en la región.
Julio César González, dueño de la tienda de abarrotes El Don en la Ciudad de México, creía al principio de la pandemia de coronavirus que su negocio iba a sobrevivir; después de todo, la comida no deja de ser una necesidad básica. Sin embargo, como le comentó a El País, sus clientes han preferido comprar en Costco y Walmart, o comercios en línea. González tuvo que clausurar su tienda para ahorrar el dinero de la electricidad y hoy en día, necesita un préstamo de $22,000 pesos mexicanos ($1,100 USD) para volver a abrir.
González tiene un problema: no cuenta con historial crediticio y por lo tanto, tampoco puede acceder a un crédito bancario tradicional; su negocio es demasiado riesgoso para que las instituciones financieras tradicionales le ofrezcan un crédito con intereses razonables. Bajo esta situación, su única opción viable es pedirle el dinero prestado a sus familiares o amigos.
Las PyMEs son el pilar más fuerte de la economía de Latinoamérica – solamente en Brasil, representan el 98.5% de todos los negocios, y emplean a más de la mitad de los trabajadores del país. El Don es una de las 2.6 millones de PyMEs en Latinoamérica que ya cerraron, o probablemente cerrarán sus puertas a causa de la pandemia. Cualquier esperanza de una “recuperación económica” beneficiará a las compañías más grandes de la región, quienes han podido acceder a préstamos bancarios o pagar servicios de consultores para planear su flujo de efectivo para el año. Mientras tanto, competidores más pequeños como El Don carecen de acceso a préstamos o herramientas financieras.
Recientemente compartimos este primer blog post alrededor de nuestro próximo reporte: Tecnología y Salud Financiera en Latinoamérica. Exploramos los retos para conseguir un préstamos en la región, y el catch-22 para individuos y familias que no tienen historial crediticio: “Se necesita de un historial crediticio para acceder a una tarjeta de crédito, pero a la vez, se necesita de una tarjeta de crédito para construir un historial crediticio”.
En la actual publicación veremos un tema relacionado: Los retos enfrentados por dueños de PyMEs (en su mayoría familias), y el creciente movimiento de startups FinTech que están democratizando el acceso a capital y las herramientas de gestión financiera para PyMEs en la región.
El primer reto es conseguir un préstamo. Las tasas de interés para las PyMEs en Brasil, por ejemplo, pueden ser hasta tres veces más altas que aquellas ofrecidas para empresas de mayor tamaño, diferencia que inmediatamente representa un gran obstáculo. Aún cuando las PyMEs consiguen capital, no siempre tienen acceso a las herramientas adecuadas para administrar sus finanzas o para adquirir la experiencia de cómo optimizarlo para que impacte a futuro. La mayoría del tiempo, las PyMEs acaban por tener datos financieros sin gran semblanza de una estructura, y por ende les cuesta trabajo presentar información financiera que pueda validar sus operaciones. Lo que es más, en muchos lugares de Latinoamérica, los dueños de pequeñas empresas no tienen la oportunidad de usar herramientas diseñadas con un lenguaje accesible que los ayude a tomar decisiones financieras – incluso, un reporte de la OCDE demostró que menos de la mitad de la población no está familiarizada con el término “tasas de interés”.
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Una cantidad creciente de startups están ayudando a los dueños de PyMEs a conseguir préstamos. Como mencionamos anteriormente, las tasas de interés para las PyMEs suelen ser extremadamente altas. Por eso, Andrés Idarraga creó Creci para tratar de cambiar este hecho. Andrés nació en Colombia y gracias a que su madre llevaba un negocio propio, conoció de primera mano lo difícil que es lograr el éxito.
Creci es una plataforma que moviliza capital de inversionistas de impacto social hacia pequeños negocios en Colombia que buscan apoyar al menos uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Una de las clientas de Creci es una joven que desarrolló una planta de tratamiento de agua a las afueras de Medellín, Colombia. Ella logró ejecutar un contrato gubernamental gracias al apoyo económico que Creci le brindó para completar la construcción de la planta.
Las tasas de interés de Creci son competitivas y quieren que lo sean aún más para “alentar a que los pequeños negocios piensen en el impacto que generan”, explicó Andrés. Creci busca “ser la primera, o de las únicas FinTech, que sean capaces de capturar estadísticas del impacto que tienen todas las compañías dentro de su portafolio de préstamo”.
OmniBnk es otra startup que apoya a las PyMEs en su búsqueda de capital de trabajo. “Los bancos simplemente no saben cómo calcular de manera exacta el riesgo de un negocio pequeño, especialmente dentro de las economías volátiles... así que ofrecen tasas de interés muy altas, o simplemente no otorgan el crédito”, dijo el co-fundador Andrés Abumohor.
OmniBnk (recientemente adquirida por Greensill de SoftBank) usa una plataforma de análisis de riesgo rápido y transparente para proveer líneas de crédito a negocios que de otra manera no tendrían acceso a ellas, y ha levantado $3.5 millones de dólares.
El área de préstamos no es la única en la que las startups están innovando. Otras startups ayudan a los dueños de pequeñas empresas a gestionar sus finanzas ya que muchas de ellas tienen sus datos financieros poco estructurados, lo que a su vez, les dificulta el poder convencer a un inversionista de otorgarles un préstamo.
Philippe Besançon Varela, fundador de la startup CFORemoto, dice que la gran parte de los dueños de negocios no están preparados para el éxito. “La mayoría de ellos son prácticamente invisibles para las fuentes de financiamiento tradicionales porque la forma en que presentan sus datos financieros no siempre comprueba la validez de su negocio. De alguna manera están condenados. Si no tienen control financiero, no pueden anticipar cuándo van a tener una interrupción en su flujo de efectivo, y aunque pudieran, no cuentan con la posibilidad de recibir financiamiento”.
CFORemoto tiene como objetivo resolver este problema al ofrecer a pequeños negocios de Chile una visión clara sobre sus finanzas para que puedan proyectar su flujo de efectivo, manejar su operación, y postularse para recibir capital, que de otra manera estaría fuera de su alcance.
El éxito de las pequeñas y medianas empresas es clave en la reconstrucción de la economía Latinoamericana. Juntos podemos incrementar las posibilidades de su triunfo al invertir y apoyar fuentes alternativas de financiamiento para PyMEs y herramientas accesibles de gestión financiera.
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